jueves, 29 de mayo de 2008

LAS TONAS: MARTINETES, CARCELERAS Y DEBLAS

Antes de avanzar hacia las ramas principales del flamenco sería interesante centrarse en la evolución más próxima de las tonás (que como ya habíamos comentando, se trata de los cantes más primitivos). La riqueza de la base del flamenco es extensísima y en ella podemos encontrar palos tan diversos como sencillos, sus letras son lamentos desgarradores y llegan a expresar la impotencia del llanto sin lágrimas. Estos cantes son los que popularmente se denominan “cantes jondos” y lo componen los Martinetes, Carceleras, Saetas, Deblas y Seguiriyas. Estos cantes flamencos antiguos se diferencian por la temática de sus letras y se caracterizan por no llevar acompañamiento de guitarra.

Pasamos a continuación a describir brevemente cada uno de estos palos:

Martinetes. Como casi siempre, no se puede asegurar su origen, aunque todo apunta a la herrería o fragua; de hecho etimológicamente parece ser que procede del propio martillo (martinete) utilizado para golpear los metales y darle la forma deseada. Este cante generalmente es lastimoso y monocorde, de tercios arrastrados que concluyen versos con un largo quejío. La temática de sus letras suele tener como protagonista el infortunio, aunque existen otras de contenido anecdótico. Frecuentemente se pueden acompañar sus versos octosílabos con golpes sobre un yunque (haciendo alusión al sonido del martillo en la fragua) o incluso con rasgueos de guitarra. Aunque estrictamente puede ser considerado independiente, es muy usual que se escuche hablar de martienete refiriéndose en general al conjunto de las tonás.

Las doce acaban de dar – 1973
Martinete
Autor: Antonio Sánchez Pecino

Las doce acaban de dar
en el reloj de la Audiencia
pendiente de mi sentencia,
Dios mío, que pasará.

Y porque he nacío gitano
no crean que soy malo,
que habemos malos y buenos
y también somos cristianos.


Carceleras. Este cante es para muchos idéntico a los martinetes, diferenciándose exclusivamente en la temática de sus letras, de las que precisamente toman su nombre. También es cierto que el tema de la prisión no es exclusivo de la carcelera, por lo que todo parece indicar que los términos tonás, martinetes y carceleras pudieron haber sido utilizados como sinónimos. Evidentemente este cante no lleva acompañamiento y carece, al igual que el anterior, de compás.


Carcelera
Veinticinco calabozos
tiene la cárcel de Utrera;
vinticuatro llevo andados,
el más oscuro me queda.

A la reja de la cárcel
no me vengas a llorar.
Ya que no me quitas penas
no me las vengas a dar.

Maldita sea la cárcel
sepultura de hombres vivos,
donde se amansan los "guapos"
y se pierden los amigos.

Deblas. Toma su nombre del caló, donde puede ser traducido por diosa. Se considera una modalidad de la toná con la particularidad de que, al parecer, presenta una mayor dificultad en su interpretación. La toná, tal y como la conocemos hoy en día fue retomada por Tomás Pavón en el arrabal de la cava de Triana en los años cuarenta, aunque se sabe que la debla originaria es mucho más antigua aunque actualmente perdida, quedando exclusivamente esta recuperación más moderna.

La Debla de Tomás Pavón
«Murió Tomás»

Los herreros de la Cava,
ellos lloraban primero
cuando se murió Tomás,
el mejor del mundo entero.

En próximas entregas nos detendremos en las Saetas y Seguiriyas, dada su riqueza y extensión.

viernes, 7 de diciembre de 2007

TONÁS: LA BASE DEL FLAMENCO


Las Tonás son los cantes más primitivos, y está aceptado que de éstas derivan los demás palos. Hablamos pues del inicio básico conocido y más ancestral al que se le denomina flamenco, y decimos al que se denominada puesto que anterior a las tonás es seguro que existieron otros ritmos, cantes, versos, melodías, y sobre todo, mucho mestizaje, al que el acceso ha sido muy complejo y que será motivo de indagación profunda en actualizaciones posteriores de este blog. Para casi todos los expertos es el cante madre del flamenco, de él parten todos los demás. Su origen es incierto, aunque podría tener su antecedente en los romances o corridos gitanos.

La palabra procede de la forma dialectal andaluza “tonada”, que en su aspecto folklórico equivale a canto tradicional, a copla popular y éste del lat. tonus. Su origen se atribuye a las provincias de Cádiz y Sevilla.

Su composición es bastante simple y se construyen mediante 4 versos octosílabos, con rima asonante el segundo y cuarto y que en ocasiones se remata con un terceto imperfecto. A continuación destacamos dos ejemplos:


Toná grande de Tío Luis el de la Juliana
«Yo soy como aquel buen viejo»

Yo soy como aquel buen viejo,
que está puesto en el camino:
yo no me meto con naide,
que naide se meta conmigo.


Toná del Cristo
«Ministro de Cristo»

¡Oh, pare de almas
y ministro de Cristo,
tronco de nuestra Madre Iglesia Santa
y árbol del Paraíso!


Hablar de fechas puede ser una tarea ardua pero podemos fechar alrededor de 1770 como momento en el que comenzaron a cantarse y a difundirse las tonás, pues en esta época vivía uno de sus mayores exponentes, el jerezano Tío Luís de la Juliana. Jerez de la frontera y Cádiz fueron foco originario de esta disciplina, llegando en 1830 a evolucionar y dar paso a las seguiriyas. Paralelamente a este foco gaditano existió un segundo en el arrabal trianero (Sevilla), en el cual su evolución fue tan estanca que conservó su genuino sabor arcaico.


Al tratarse del cante más primitivo carece de acompañamiento musical y de baile. Engloba a los martinetes, deblas y carceleras. Bajo el nombre genérico de tonás, se agruparon los cantes sin guitarra, o mejor dicho, todos los cantes llamados sin guitarra eran tonás que, por circunstancias simples y lógicas dentro del marco de su ambiente (su interpretación en la cárcel o en la fragua) dieron lugar a las denominaciones de carceleras y martinetes, denominaciones que hacia 1850 empiezan a popularizarse, por lo cual no es de extrañar que muchas de las más viejas tonás, de las que sólo nos ha quedado el recuerdo tradicional o la cita literaria, se escuchen bajo un tipo determinado de martinete.

Las saetas no se consideran estrictamente un estilo independiente y sólido, sino que se ejecutan a partir de seguiriyas, martienetes, deblas y carceleras, teniendo una temática religiosa.
La toná es un cante desgarrador, lleno de melancolía, el cantaor es capaz de expresar y transmitir su dolor. El dolor es tan intenso que parece no tener fin, remedio, ni consuelo; el dolor atraviesa desgarrando el alma. Se puede consultar una audición interpretada por Antonio Agujetas en el siguiente enlace:
Las siguientes entradas serán un recorrido por las deblas, martinetes y carceleras; dedicando una entrada especial a las saetas por los gustos personales del autor.

lunes, 5 de noviembre de 2007

EL ÁRBOL GENEALÓGICO DEL FLAMENCO

En numerosas ocasiones hemos podido escuchar en televisión, discos de música o inclusos en espectáculos de flamenco diferentes tipos de melodías, acompañamientos y cadencias que nos suenan, de las que somos capaces de seguir el compás o incluso podemos tararear su melodía. Sin embargo, diferenciar el tipo de cante que estamos escuchando es una tarea realmente complicada, tan solo los muy experimentados en este mundo son capaces de discernir entre unos y otros.

Las diferentes modalidades de cante flamenco reciben el nombre de “palos”. Cada uno de ellos se encuentra perfectamente estudiado y detallado, existiendo reglas concretas de composición, compás, ritmo… Existen catalogados cerca de 80 palos del flamenco. Debidos a diferencias zonales o de cantaores, algunos palos se han disgregado en diversos estilos. Uno de los casos más llamativos es el del fandango, el cual se disgrega en unos 12 estilos.

Del mismo modo que cada palo puede poseer diferentes estilos que derivan de éste, se ha constatado que los palos se encuentran interrelacionados entre si, y hoy en día es aceptado que unos palos más “modernos” han derivado de otros “más antiguos”. Un ejemplo muy plástico es el de utilizar un árbol para explicar la evolución de los palos del flamenco. Dicho árbol se denomina “árbol genealógico del flamenco”. A lo largo de los años se han confeccionado numerosos árboles del flamenco, algunos de ellos son preciosos cuadros que cuelgan en bares castizos y en la casa de algún que otro aficionado al flamenco. Dada la multitud de árboles que han surgido, se observan diferencias entre unos y otros, pero podemos afirmar que la base, lo que constituye en tronco del árbol, es muy similar independientemente del autor.

Traigo aquí el árbol genealógico que aparece publicado en el libro de Manfredi Cano, D. "Cante y baile flamencos”. Everest, León, 1983: pág. 87. Este árbol posee poco de artístico pero es muy ilustrativo y los palos se observan bastante bien.



Quizá la primera de las ramas que surge en su base hacia la derecha debería de estar un poco más centrada, ya que está muy arraigada la creencia de que las “Tonás” son los cantes más primitivos de los que derivaron los demás.

La evolución más próxima de las Tonás son los Martinetes, Carceleras, Saetas, Deblas y Seguiriyas. De esta base, que es la que popularmente se designa como “Cante jondo”, surgen las tres ramas principales: “Los estilos camperos”, “Los cantes autóctonos” y “La caña”.

Los estilos camperos conforman la rama central, la más evolucionada y próspera (en cuanto a cantidad de palos). En ella encontramos los Fandangos, Tarantos, Verdiales, Bándolas, Sevillanas, Arrieras…

Los cantes autóctonos están conformados por las Roas, Peteneras, Bamberas y Nanas, siendo ésta la rama con menor evolución en cuanto al número de estilos.

La Caña se entiende como un palo anterior a la Soleá, de la que posteriormente derivarían los Tientos y las Bulerías. En una segunda evolución encontramos una bifurcación entre Las Cantiñas y Los Tangos. A partir de los Tangos podemos encontrar los Tanguillos y de éstos los denominados “Cantes de importación” en los que se incluyen Las Guajiras, Milongas, Rumbas, Farrucas…


Sitios web consultados:
http://www.jerez2020.com/tristeyazul/historia_palos_flamencos/arbol00.htm

martes, 30 de octubre de 2007

ORIGEN DE LA PALABRA "FLAMENCO"

Como irá poniéndose de manifiesto, siempre que tratemos de indagar en los inicios u orígenes de este arte estaremos sujetos a la incertidumbre más absoluta en cuanto a la realidad o verdad. Los escasos textos con los que se cuentan y la disparidad de las versiones, algunas más o menos creíbles, otras llenas de misticismo y algunas de romanticismo, convierten la indagación en las raíces del flamenco en un acto de fe, más que de conocimiento con certeza.

Existen, como digo, multitud de teorías que tratan de explicar el origen de este vocablo. Podríamos comenzar con la propuesta por Blas Infante en su publicación “Orígenes del flamenco” en la que defendía que la palabra deriva de la unión de los términos árabes ‘felah’, que significaba campesino y ‘mengus’, que significaba errante o desterrado. (Teoría puesta en duda por el hecho de que los términos no se traducen exactamente de tal modo en el árabe clásico y además, resulta chocante la adopción de un nuevo término árabe siglos después de la Reconquista, si bien es cierto que tras ésta permanecieron los moriscos en Andalucía varios años más).

Otra teoría afirma que la palabra flamenco se utilizaba para referirse a una navaja o cuchillo. Existe una copla escrita por Rodríguez Marín que dice:

‘Si m’eseajuma er pescao
y desenvaino er flamenco
con cuarenta puñalás
se iba a rematar el cuento’

Una aproximación muy intuitiva es la que defiende que el origen del término procede del homónimo animal, argumentando que los cantaores al ir vestidos con chaqueta corta, altos y quebrados de cintura se asemejaban a éstos. Todas estas teorías han sido tan defendidas como criticadas por diversos autores, llegando incluso a ridiculizarlas.

Otras teorías defienden que el término procede de los países bajos, antigua colonia española, en la que los oriundos de la zona eran conocidos como flamencos (procedentes de Flandes). Esta teoría se subdivide en dos: En primer lugar hace referencia al modo de denominar a los gitanos de Centroeuropa que llegaron a España durante el Reinado de Carlos I

, junto con numerosos germanos (denominados flamencos por su parecido físico); la segunda teoría es la que se sostiene en las sucesivas guerras que mantuvieron los monarcas de la casa de Austria durante los Siglos XVI y XVII en esta zona del norte de Europa, entonces el término flamenco adquirió una cualidad peyorativa hacia la gente de la zona (rebelde, levantisco). Dado que el flamenco se desarrolló en zonas populares de las ciudades (zonas marginales donde vivían mendigos, campesinos reconvertidos en obreros, rateros, contrabandistas…), se le acuñó este término para designar aquellos cantes procedentes de zonas rebeldes, gente de “armas tomar”. Actualmente el adjetivo flamenco sigue haciendo referencia a envalentonarse.

Hay quien piensa que el origen más que “buscado” ha sido “inventado”, tratando de mitificar su procedencia, lo que lo ha llevado a ciertos errores, tales como limitar su origen a la raza gitana o buscar un origen exclusivamente andaluz.

En cualquier caso, podremos conformarnos con conocer las diferentes versiones, dándole a cada cual la credibilidad correspondiente y comenzaremos pues a impregnarnos del misticismo y el embrujo de este arte centenario.



Sitios web consultados:
http://www.andalucia.org/flamenco/index.php
http://www.um.es/campusdigital/Cultural/flamenco.htm
http://etimologias.dechile.net/?flamenco
http://www.lunadelolivar.com.ar/origenes.htm

lunes, 29 de octubre de 2007

SEAN BIENVENIDOS

"El café Cantante" se inicia como un blog de contenido flamenco. Toma su nombre la etapa del flamenco considerada por los eruditos como la más importante de su historia, debido a que éste pasó de ser un arte minoritario y restringido de los barrios populares y arrabales de los municipios del sur a tener una difusión por todo el territorio nacional.

El contenido de este blog no estará editado nunca por un experto, no pretende convertirse en conocimientos catedráticos, tan sólo deseo aprender al mismo tiempo que difundo lo que aprendo. Las entradas no serán nunca clases de flamenco, pues para dar clases hay que saber de flamenco y yo nunca llegaré a saber. Agradeceré siempre los comentarios que ayuden a mantener la verdad sobre este arte.

Se recogerán textos, datos y diversa información que será sintetizada para verter conocimientos básicos sobre un mundo que me apasiona con la única finalidad de aprender, mencionaré lugares, libros de interés y citaré a la conclusión de cada nueva entrada las fuentes consultadas.

Sean bienvenidos.