viernes, 7 de diciembre de 2007

TONÁS: LA BASE DEL FLAMENCO


Las Tonás son los cantes más primitivos, y está aceptado que de éstas derivan los demás palos. Hablamos pues del inicio básico conocido y más ancestral al que se le denomina flamenco, y decimos al que se denominada puesto que anterior a las tonás es seguro que existieron otros ritmos, cantes, versos, melodías, y sobre todo, mucho mestizaje, al que el acceso ha sido muy complejo y que será motivo de indagación profunda en actualizaciones posteriores de este blog. Para casi todos los expertos es el cante madre del flamenco, de él parten todos los demás. Su origen es incierto, aunque podría tener su antecedente en los romances o corridos gitanos.

La palabra procede de la forma dialectal andaluza “tonada”, que en su aspecto folklórico equivale a canto tradicional, a copla popular y éste del lat. tonus. Su origen se atribuye a las provincias de Cádiz y Sevilla.

Su composición es bastante simple y se construyen mediante 4 versos octosílabos, con rima asonante el segundo y cuarto y que en ocasiones se remata con un terceto imperfecto. A continuación destacamos dos ejemplos:


Toná grande de Tío Luis el de la Juliana
«Yo soy como aquel buen viejo»

Yo soy como aquel buen viejo,
que está puesto en el camino:
yo no me meto con naide,
que naide se meta conmigo.


Toná del Cristo
«Ministro de Cristo»

¡Oh, pare de almas
y ministro de Cristo,
tronco de nuestra Madre Iglesia Santa
y árbol del Paraíso!


Hablar de fechas puede ser una tarea ardua pero podemos fechar alrededor de 1770 como momento en el que comenzaron a cantarse y a difundirse las tonás, pues en esta época vivía uno de sus mayores exponentes, el jerezano Tío Luís de la Juliana. Jerez de la frontera y Cádiz fueron foco originario de esta disciplina, llegando en 1830 a evolucionar y dar paso a las seguiriyas. Paralelamente a este foco gaditano existió un segundo en el arrabal trianero (Sevilla), en el cual su evolución fue tan estanca que conservó su genuino sabor arcaico.


Al tratarse del cante más primitivo carece de acompañamiento musical y de baile. Engloba a los martinetes, deblas y carceleras. Bajo el nombre genérico de tonás, se agruparon los cantes sin guitarra, o mejor dicho, todos los cantes llamados sin guitarra eran tonás que, por circunstancias simples y lógicas dentro del marco de su ambiente (su interpretación en la cárcel o en la fragua) dieron lugar a las denominaciones de carceleras y martinetes, denominaciones que hacia 1850 empiezan a popularizarse, por lo cual no es de extrañar que muchas de las más viejas tonás, de las que sólo nos ha quedado el recuerdo tradicional o la cita literaria, se escuchen bajo un tipo determinado de martinete.

Las saetas no se consideran estrictamente un estilo independiente y sólido, sino que se ejecutan a partir de seguiriyas, martienetes, deblas y carceleras, teniendo una temática religiosa.
La toná es un cante desgarrador, lleno de melancolía, el cantaor es capaz de expresar y transmitir su dolor. El dolor es tan intenso que parece no tener fin, remedio, ni consuelo; el dolor atraviesa desgarrando el alma. Se puede consultar una audición interpretada por Antonio Agujetas en el siguiente enlace:
Las siguientes entradas serán un recorrido por las deblas, martinetes y carceleras; dedicando una entrada especial a las saetas por los gustos personales del autor.

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